El 1 de octubre de 1931, el carguero Baychimo quedó atrapado en una banquisa al norte de Alaska, en pleno Océano Glacial Ártico. Dado que la ciudad de Barrow, uno de los asentamientos situados más al norte de la América continental, estaba a menos de un kilómetro de distancia, la tripulación abandonó el buque y se refugió allí del rigor climatológico durante dos días, pasados los cuales volvieron para tratar de rescatarlo del hielo. Pero cuando llegaron descubrieron estupefactos que el barco se había liberado por sí solo de su gélida prisión y había desaparecido. Incrédulos ante lo acontecido, construyeron un refugio de madera y dedicaron las siguientes semanas a explorar la región en busca del misterioso y escurridizo navío.
Las labores de reconocimiento llegaron a su fin el día 24 de noviembre, cuando una gran tormenta de nieve azotó la zona y la Compañía de la Bahía de Hudson, la firma propietaria del bajel, determinó que dadas las circunstancias, lo más probable era que se hubiera hundido y que sus restos reposaran en el fondo oceánico. Pero unos días más tarde un cazador de focas inuit divisó al Baychimo a unos 72 kilómetros de Barrow, por lo que los marineros zarparon en su búsqueda. Cuando lo encontraron, comprobaron que la ventisca lo había dejado en muy malas condiciones y determinaron que no podría sobrevivir al invierno ártico, de manera que subieron a bordo, recogieron las pieles que había almacenadas en la bodega y lo abandonaron a su suerte.
Pero contrariamente a sus previsiones, esta embarcación de 70 metros de eslora y 1.322 toneladas aguantó no sólo ese crudo invierno, sino muchos más. Durante décadas, exploradores, inuits y mercantes que realizaban intercambios comerciales en la región vislumbraron su silueta en numerosas ocasiones, lo que le valió una merecida reputación de barco fantasma. En 1969, 38 años después de que fuera abandonado, fue visto por última vez en una banquisa en el Mar de Beaufort, cerca del cabo de Punta Barrow. Nunca más, hasta nuestros días, se ha vuelto a saber de él. Debido a su fama, las autoridades de Alaska pusieron en marcha en el 2006 una iniciativa para localizar al conocido como ‘Barco Fantasma del Ártico’, ya fuera surcando todavía los mares o hundido en el fondo del mar, pero hasta la fecha no han dado con él, circunstancia ésta que ha contribuido a hacer crecer, aun más si cabe, la leyenda entorno al Baychimo.
CALEUCHE
El viento, la lluvia y las mareas encrespadas que rodean Chiloé ocultan un mundo rico en mitos y leyendas únicas y exclusivas de esta isla. Sirenas, brujas y zorros encantados pasean a gusto por la mitología local. Pero la historia favorita de los lugareños alude al Caleuche, un barco fantasma admirado y temido por los pescadores. No hace mucho, esta leyenda captó la imaginación de algunos ejecutivos de Disney en Hollywood, quienes comisionaron a un equipo que viajará a este lado del mundo a filmar “Caleuche: el llamado del mar”. Si te interesa el folclor o quieres vivir una aventura, Chiloé es el escenario perfecto para salir a buscar el famoso barco encantado.
Según cuenta la leyenda
En oscuras noches sin luna, el Caleuche navega frente a las costas de Chiloé, intensamente iluminado, mientras la música proveniente de su cubierta se escucha desde lejos. Los marineros que han tratado de acercarse cuentan que el barco se oculta en la niebla para evitar ser observado y que, en ocasiones, ha llegado a convertirse en una enorme roca llena de musgo o un trozo gigantesco de madera ante los ojos aterrados de los navegantes curiosos. Hay versiones distintas que hablan de que el Caleuche está tripulado por marineros con una sola pierna que tienen el poder de convertirse en gaviotas o lobos marinos, y otros afirman que el barco estaría tripulado por dos sirenas acompañadas de su hermano. Según la leyenda, quienes han logrado ver a la tripulación han quedado hechizados, han sido atraídos a bordo y alejados de la costa mar adentro sin que nunca se volviera a saber de ellos.
Si quieres divisar el Caleuche o escuchar hablar de él entre conocedores, alójate en un hotel pequeño en un rincón alejado de la isla, donde los pueblos de pescadores llamados Quemchi y Tenaún enfrentan los vientos del Pacífico. A lo largo de la costa noreste, una red de operadores de turismo rural ha mejorado la infraestructura local desarrollando una interesante y variada propuesta para el turismo con apoyo del gobierno de Chile. A la hora de cenar, pide un buen estofado de mariscos y pescado conocido como curanto, para combatir el frío de la espera nocturna, o toma un buen jarro de chicha de manzana. No tardarás en ver el Caleuche en el horizonte marino… Eso sí, ten cuidado: no te dejes atraer por la fiesta a bordo, o nunca regresarás.
HOLANDES ERRANTE
Una nave tropieza con una terrible tormenta, pero su capitán, enloquecido y sordo a las súplicas, rehúsa buscar refugio. Como castigo, es condenado a recorrer los mares durante toda la eternidad.
¿Cuál es el origen de la famosa leyenda del Holandés Errante?
La historia del Holandés Errante es una de las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, ya que circula desde hace, por lo menos, 500 años. Pero posiblemente su origen se remonte a tiempos muy anteriores al nacimiento de Cristo. Esencialmente, la historia es la siguiente: un maniático capitán holandés -por supuesto, el término «Holandés Errante» se refiere al capitán y no a su barco- desafía la ira de Dios y como resultado es condenado a navegar por los océanos eternamente, provocando la muerte de todos cuantos ven su nave espectral. Esta historia ha sido elaborada por muchos escritores, pero constituye algo más que una ficción, una siniestra historia del mar para asustar a crédulos marineros de agua dulce en tabernas portuarias.
Este barco fantasma ha sido avistado en numerosas ocasiones, las últimas en pleno siglo XX Muchas autoridades sostienen que la historia del Holandés errante se originó a partir de un hecho real, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún más porque existen muchas versiones de la historia, en las que el capitán puede llamarse Vanderdecken, Van Demien, Van Sraaten o Van alguna otra cosa. La versión más conocida de la historia del Holandés Errante habla de un tal capitán Vanderdecken, cuya nave fue atrapada en una terrible tormenta cuando doblaba el cabo de Buena Esperanza. Los pasajeros, aterrorizados, rogaron a Vanderdecken que se refugiara en un puerto seguro o que, por lo menos, arriara velas a intentara capear el temporal, pero el enloquecido capitán se rió de sus súplicas y, atándose al timón, comenzó a cantar canciones sacrílegas.
La tripulación también se alarmó por la conducta de su capitán e intentó hacerse con el control de la nave, pero el intento de motín fue sofocado cuando Vanderdecken arrojó a su líder por la borda, mientras los aterrorizados pasajeros y la tripulación se encomendaban a Dios.
En respuesta a sus plegarias las nubes se abrieron y una luz incandescente iluminó el castillo de proa, revelando una figura gloriosa que según algunos, era el Espíritu Santo, mientras otros dijeron que era Dios La figura se enfrentó con Vanderdecken y le dijo que, ya que disfrutaba con los sufrimientos ajenos, de ahora en adelante sería condenado a recorrer el océano eternamente, siempre en medio de una tempestad, y provocaría la muerte de todos aquellos que le vieran. Su único alimento sería hierro al rojo vivo, su única bebida la hiel, y su única compañía el grumete, a quien le crecerían cuernos en la cabeza y tendría las fauces de un tigre y la piel de una lija (lo cual parece muy injusto para el pobre grumete quien, hasta aquí, no había tenido ningún papel independiente en la historia y, presumiblemente, sentía tanto temor ante Vanderdecken como el resto de la tripulación).
Sin embargo, con estas palabras la visión desapareció, y con ella todos los pasajeros y tripulantes. Vanderdecken y el grumete quedaron abandonados a su destino. Ésta es la versión clásica de la historia del Holandés Errante. Puede ser que se base en hechos, pero no hay acuerdo acerca de cuáles pudieron ser esos hechos. Una versión afirma que la historia deriva de la saga escandinava de Stote, un vikingo que robó un anillo a los dioses y cuyo esqueleto, cubierto con un manto de fuego, fue hallado después sentado en el palo mayor de una nave negra y fantasmal. Otros creen que la historia es más reciente y sugieren que se originó en las aventuras de Bartolomeu Dias (c. 1450-1500), navegante portugués que descubrió el cabo de Buena Esperanza en 1488 y cuyas proezas marítimas llegaron a parecer sobrehumanas, según la biografía que escribió sobre él Luis de Camoes.
Una Partida De Dados Con El Diablo
Otros investigadores han desenterrado una dudosa historia acerca de los dos barcos mercantes holandeses del siglo XVI cuyas tripulaciones avistaron el fantasma de un bajel que se había perdido en el Pacífico; la historia del Holandés Errante derivaría de esto. Otra teoría es que la historia se basa en la leyenda de un alemán llamado Von Felkenberg, que se jugó el alma a los dados con el Diablo y perdió. Una leyenda holandesa similar habla del capitán Van Straaten y también se cuenta una historia acerca de Bernard Fokke. Fokke, capitán del Libera Nos, era famoso por la rapidez con que realizaba sus travesías. Quienes envidiaban su habilidad de navegante afirmaban que había establecido un pacto con el diablo, algo que la extrema fealdad de Fokke y su mal carácter ayudaban a creer. Un día se embarcó en un viaje del que no retornó y se rumoreó que, finalmente, el Diablo había cobrado su recompensa.
No es improbable que la leyenda del Holandés Errante naciera como consecuencia de un hecho real, aunque, sin duda, éste habrá sido algo más prosaico que la venta de un alma al Diablo. Existen muchos casos de buques que fueron abandonados por error por su tripulación, en la creencia de que estaban a punto de zozobrar, y luego siguieron a flote durante días, semanas, meses a incluso años, siguiendo los caprichos del viento y las mareas.
El más famoso de esos barcos es el Mary Celeste, pero no es el único. Quizá una de las historias más notables sea la del clíper lanero Marlborough, que desapareció en 1890 mientras de Australia se dirigía a Inglaterra. Se dice que fue hallado 23 años después, frente a las costas de Chile. Aunque la historia del Marlborough sea una exageración, resulta fácil imaginar su efecto en las mentes de marinos supersticiosos en aguas poco conocidas, cuando vieron al buque abandonado emerger súbitamente de la niebla.
La historia del Holandés Errante ha inspirado muchas obras de ficción.
El poeta norteamericano Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882) escribió sobre este aspecto en The phantom ship (El buque fantasma), que figura en su libro Birds of passage (Aves de paso). Edward Fitzball escribió un melodrama llamado El Holandés Errante, y el francés August Jal la versión más conocida de la historia en sus Scénes de la vie maritime (Escenas de la vida marítima).
El poeta lírico alemán Heinrich Heine (1797-1856), inspirándose en el melodrama de Fitzball o en un cuento anónimo titulado Vanderdecken's message home (El mensaje de Vanderdecken) -que apareció en Blackwood's Edinburgh Magazine-, escribió sobre el buque fantasma en sus Memoiren des Herrn von Schnabelwopski (Memorias del señor Schnabelwopski). Esto, a su vez, fue indudablemente lo que inspiró la ópera de Wagner El buque fantasma, en la que Vanderdecken puede bajar a tierra una vez cada siete años, para encontrar a una mujer cuyo amor pueda redimirlo. Otros escritores que tocaron el tema fueron Frederick Marryat (El buque fantasma, 1839) y Walter Scott (Rokeby, 1813). Sin embargo, el Holandés Errante es más que mera leyenda o ficción. A lo largo de los siglos mucha gente afirmó haber visto el espectro de la nave. Uno de los informes más antiguos apareció en 1702 en la Magnalia Christi Americana, historia eclesiástica de Nueva Inglaterra que escribió Cotton Mather, autor prolífico y célebre pastor puritano. Pero muchas de las observaciones son difíciles -si no imposibles- de comprobar y, por lo tanto deben ser descartadas como espejismos, alucinaciones o visiones debidas a un exceso de alcohol.
Pero existe un informe excepcional. En 1881 una observación del barco del Holandés Errante fue comunicada por el príncipe Jorge de Inglaterra -que después reinó como Jorge V- y por su hermano mayor, el príncipe AIberto Víctor, duque de Clarence... el mismo duque de Clarence que hoy figura entre los sospechosos de haber sido el infame Jack el Destripador. Se ha dicho que el incidente aparecía en el libro de bitácora del Baccante, pero no es así. En cambio, sí aparece en un relato del viaje de los príncipes en ese buque, compilado por John H. Dalton a partir de sus diarios personales, cartas y libros de notas. En el momento de la observación los príncipes estaban a bordo de otro barco de la flota, el Inconstant, ya que habían sido trasladados allí cuando el Baccante tuvo problemas en el timón. El relato dice: 11 de junio de 1881.
A las 4 de la madrugada el «Holandés Errante» cruzó nuestro rumbo. Era una extraña luz roja, como la de un buque fantasma, incandescente, y en el centro de esa luz, los mástiles, palos y velas de un bergantín, a 200 m de distancia, se destacaron con fuerte relieve cuando se acercó a nuestra amura de babor. El vigía del castillo de proa informó que estaba cerca de la amura, donde también lo vio claramente el oficial de guardia desde el puente, como también el guardiamarina del alcázar, que fue enviado inmediatamente al castillo de proa, pero al llegar allí no logró ver vestigios ni señales de ningún barco material, ni cerca ni en el horizonte, pese a que la noche era clara y el mar estaba en calma. En total fue visto por trece personas, pero si se trataba del Van Demien del «Holandés Errante», o qué, no lo sabremos.
El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja. A las 10:45 el marinero que esta mañana había avistado al «Holandés Errante» cayó desde las crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las 16:15 se efectuaron honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un valiente marinero real, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto nos encontramos con el almirante, que también se mostró muy disgustado. Alrededor de 13 personas en el Inconstant, además de una cantidad no especificada de personas en el Tourmaline y el Cleopatra, vieron el espectro, aunque si era el Holandés Errante a otro espectro «no lo sabremos», tal como dijeron los príncipes. Pero, tal como afirma la leyenda, la visión acarreó la muerte de una persona.
Los Nazis También
Una de las fuentes más inesperadas de un informe sobre el barco del Holandés Errante es -según se dijo- Karl Dónitz, comandante en jefe de la flota alemana, y efímero sucesor de Adolf Hitler. Se dice que vio la nave espectral mientras se hallaba en una misión al este de Suez, y que después afirmó que sus hombres preferían enfrentarse con toda la flota aliada antes que vivir nuevamente el horror de ver el barco del Holandés Errante. El del Holandés no es, por cierto, el único espectro marino. En 1949 se estimaba que había más de 100 casos «bien comprobados» de naves fantasmas que frecuentaban la costa noreste de los Estados Unidos.
El buque fantasma más famoso de los Estados Unidos es, probablemente, el Palatine, que fue tema de un famoso poema de John Greenleaf Whittier. Según la leyenda, en 1752 una tormenta arrojó al Palatine contra las rocas de Block Island, cerca de Rhode Island, y sus restos fueron incendiados por los pescadores; una pasajera quedó atrapada y se quemó viva. Desde entonces, el espectro del barco en llamas ha sido visto en innumerables ocasiones.
Es difícil descartar las pruebas de que algo -se le llama «la luz del Palatine»- ha sido visto con regularidad cerca de la costa. Pero una investigación cuidadosa revela que ningún barco de esas características naufragó jamás en Block Island. Sin embargo, también se descubrió que 14 años antes, en 1738, el Princess Augusta, que llevaba 350 refugiados del Alto y el Bajo Palatinado, en Alemania, sí naufragó en la costa norte de Block Island en circunstancias similares a las que se atribuían al Palatine; no cabe duda de que éste fue el origen de la leyenda. Sólo un elemento del destino del Princess Augusta difiere de la leyenda del Palatine: el Princess Augusta se hundió, y no fue incendiado. De modo que si el espectro que se ve con tanta frecuencia cerca de allí es el espectro del Princess Augusta, ¿por qué el buque fantasma aparece en llamas?
Otro barco fantasma bastante conocido es el Goblin, negro y con velas de cruz, del que se dice que es visto con frecuencia por los habitantes de Porthcurno Cove, cerca de St. Leven, en Cornualles (Inglaterra). Este espectro es característico porque se le ve dirigirse a la costa; después de desliza sobre tierra firme, y finalmente desaparece. ¿Qué son, entonces, esos buques fantasma, esos espectros del mar?. Se les puede aplicar las mismas preguntas, especulaciones y teorías que se refieren a los fantasmas en general. Pero el Holandés Errante se distingue de las historias folklóricas y de fantasmas habituales: ha sido visto muchas, muchísimas veces. Si el barco no existe, ¿qué fue entonces lo que vieron los príncipes a bordo del Inconstant? Dado que la aparición del Holandés Errante y de su barco parece predecir sólo muertes o desastres, quizá lo más razonable sea no buscar la respuesta con demasiado empeño.
LADY LOVIBOND
Reino Unido tiene una gran tradición en lo que a barcos fantasma se refieren, y una de las historias más famosas es la de Lady Lovibond. Según la historia, el capitán del Lady Lovibond, Simon Peel y en aras de celebrar su reciente matrimonio, decidió tomar su barco para realizar un crucero para celebrarlo. Decidió embarcarse en el Lady Lovibond con su nueva esposa, haciendo caso omiso a la creencia de que llevar a bordo a una mujer era de mala suerte. Zarpó en febrero 13 de 1748.
Desafortunadamente para Peel, su primer oficial también estaba enamorado de su nueva novia, y después de ver las celebraciones, se vio abrumado por la ira y los celos e intencionadamente dirigió el barco al banco de arena Goodwind, conocido por causar naufragios. El Lady Lovibond encalló, matando a todos los que estaban a bordo. Según la leyenda, desde el naufragio se puede ver al Lady Lovibond navegando por las aguas de los alrededores de Kent cada 50 años. Fue avistado en 1798 por distintos capitanes de barcos, así como en 1848 y 1898, cuando parecía tan real que algunos barcos, pensando que era un buque en peligro, mandaron algunos botes salvavidas para ayudarlo. El Lady Lovibond fue visto otra vez en 1948, mientras que no hay avistamientos confirmados de su aniversario más reciente en 1998, siendo una de las historias de barcos fantasmas más conocidas de Europa.
MARY CELESTE
La fecha, 5 de diciembre de 1872. Un barco navega a la deriva, con ritmo suave y silencioso entre las Azores y Lisboa. El capitán David Reed Moorhouse, al mando del bric-goleta inglés "Dei Gratia", avista a aquel misterioso velero y decide acercarse hasta él para averiguar qué motiva semejante indolencia en su gobierno. El "Dei Gratia" se sitúa al costado del barco descubierto y la tripulación se sorprende de no encontrar a nadie en el puente. El capitán Moorhouse hace uso del megáfono y pregunta al misterioso velero si necesitan ayuda; nadie responde.
El velero en cuestión resulta ser un bergantín de 30 metros de eslora llamado "Mary Celeste", que en apariencia se ve en perfecto estado de conservación. El capitán del "Dei Gratia", extrañado ante tal silencio, ordena a su segundo, Olly Deveau, que tome a dos hombres y arríe un bote para abordar la pequeña embarcación. Rápidamente, Olly Deveau y sus muchachos, consiguen trepar al bergantín. Los tres hombres comprueban que, en efecto, no hay nadie en la cubierta. Los botes están sin arriar; en el interior de la embarcación no se encuentra nadie, la cocina está vacía; las calas, desiertas, pero con mil setecientas barricas de alcohol y víveres para varios meses. Los camarotes estaban intactos sin que nada indicara que faltaba cosa alguna. Deveau encontró muebles, cartas, libros, prendas de vestir y hasta una pequeña cantidad de dinero, alhajas y un pequeño medallón de oro. Todo estaba intacto y nada indicaba que se hubiera producido un motín. Olly Deveau, consultó el cuaderno de bitácora que encontró sobre la mesa del segundo oficial, y la pizarra de cuarto del capitán, y allí leyó las últimas anotaciones fechadas el 24 y el 25 de noviembre respectivamente.
Pese a que Deveau descubrió presencia de agua en varias partes del barco, nada parecía indicar que la embarcación hubiera sufrido los embates de una tempestad. Sin embargo, elementos tan imprescindibles para la navegación como son el sextante, el cronómetro, la corredera y los libros de navegación, habían desaparecido. Sin embargo, en el sollado de proa, reservado a la tripulación, todo estaba en su sitio: los encerados de los marineros, sus sacos, sus botas, e incluso unas cuantas pipas y ropa tendida en unas cuerdas. Deveau se sorprendió aún más al hallar en la cocina, sobre un fogón todavía caliente, una cacerola conteniendo un pollo recién cocido y unas tazas de té aún tibio descansando en la mesa central. El capitán Moorhouse fue informado sobre el suceso y sólo le cupo pensar que la infeliz tripulación había sido víctima de una enfebrecida tormenta. Deveau, contradijo de inmediato esta teoría: “He encontrado una máquina de coser y sobre ella un frasco de aceite que difícilmente hubiese aguantado ahí de haber sufrido un fuerte oleaje”.
El capitán miró a su segundo. En su rostro se reflejó la perplejidad. ¿Qué había sucedido en el velero? ¿Dónde estaba la tripulación? ¿Qué les empujó a abandonar la embarcación? Y de ser así ¿Qué medios utilizaron para hacerlo, hallándose como se hallaban, los botes de salvamento en su sitio? El capitán Moorhouse decidió finalmente llevarse consigo el bergantín fantasma a tierra firme, y allí, tratar de dar explicación al misterio. El "Dei Gratia", arribó a las costas de Gibraltar el día 12 de diciembre haciéndolo el 13, el "Mary Celeste", comandado por Olly Deveau. Ambos hombres se presentaron en la comandancia del puerto y dieron cuenta de tan singular hallazgo. Moorhouse conocía las leyes de la mar y rápidamente presentó una demanda de salvamento a fin de cobrar la indemnización correspondiente.
El tribunal del almirantazgo, receloso quizás, abrió previamente una encuesta, con la intención de aclarar semejante misterio. El cargo recayó en el Presidente del Consejo Marítimo de Su Majestad, Mr. J. Solly Flood.
Los días 18 y 20 de diciembre, el procurador Solly interrogó concienzudamente a Deveau y a los hombres que le acompañaron en el abordaje del Mary Celeste, y se mandó analizar el misterioso velero para comprobar su estado. El examen fue minucioso, pero no arrojó ninguna nueva luz sobre el caso. Sin embargo, las inspecciones efectuadas en días posteriores permitieron descubrir una anomalía en extremo curiosa: “A ambos lados de la roda, a dos o tres pies por debajo de la línea de flotación, había una hendidura de unos 10 mm. de profundidad, por una anchura de 32 y que medía unos dos metros de largo. Mostraba señales de ser reciente”. El inspector de la navegación, John Austin, explicó que aquel tajo “no podía ser obra del mal tiempo, sino que parecía haber sido causado por un instrumento cortante”.
El procurador Solly Flodd estimó también que aquel corte había sido intencionado. No obstante, el comandante Shufeldt, invitado a investigar el caso del Mary Celeste, concluyó que fue provocada por la acción de la mar y que la embarcación era sólida y se hallaba en perfecto estado de navegación; lo que fue corroborado por el buzo que realizó las inspecciones de la carena. El misterio seguía insoluble y no se explicaba la desaparición (o volatilización) de las diez personas que componían la tripulación del "Mary Celeste", ni se daban explicaciones satisfactorias sobre cómo habían abandonado el barco, por otra parte en perfecto estado. Para entonces, llegó a Gibraltar el capitán Winchester que puso en conocimiento del grupo de investigación su parte en la propiedad del "Mary Celeste". Otro de los copropietarios, dijo Winchester, era, precisamente, su comandante, el capitán Briggs. La persona recién llegada, dio también una valiosa información sobre todo lo relacionado con el bergantín fantasma: el "Mary Celeste" había partido del puerto de Nueva York, el 4 de noviembre de 1872. El capitán Briggs, hombre experimentado en las cosas de la mar, llevaba consigo a su mujer, Sara, y su hija Sofía de corta edad.
El segundo oficial era Albert G. Richardson. El contramaestre, Andrew Gilling. La tripulación la componía cuatro marineros de origen nórdico, llamados Volkerk y Boas Lorenzen, Adrian Harbens, Gottlieb Goodshaad, y un cocinero. El procurador Solly Flood, decidió presentar entonces su informe al Ministerio del Comercio. El informe decía: “Cuando el "Mary Celeste" fue descubierto en alta mar por el "Dei Gratia", la embarcación estaba sana y robusta, en perfecto estado de navegar y bien estabilizada; estaba abundantemente aprovisionada y no había sufrido los embates del temporal; no mostraba trazas ni indicios de incendio o de explosión. Por otra parte, nada indicaba los motivos que pudieran tener sus tripulantes para abandonarla. Mi hipótesis personal es que la tripulación se embriagó y que los hombres, bajo la influencia del alcohol, asesinaron al capitán Briggs, a su mujer, a su hija y al contramaestre.
Después causaron daños en la proa del bergantín para hacer creer que habían embestido unas rocas u otra embarcación, para terminar huyendo entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre, a bordo de cualquier barco en ruta hacia un puerto de América del Norte o del Sur o hacia las Antillas”
Ésta declaración, levantó las iras de Shufeld que protestó ante la alegación de motín, arguyendo que no existían indicios de violencia en ninguna parte del navío. En su opinión, el barco había sido abandonado por el capitán y los tripulantes en un momento de pánico injustificado, quizá debido al peligro de naufragar ante una tempestad cercana. Sin embargo, ambas teorías se caen por su propio peso. En primer lugar, la idea de una tempestad y la huida de la tripulación no se sostenía, pues los botes de salvamento estaban en el barco y resultaba imposible abandonar la nave nadando y más con una niña pequeña. En cuanto al motín, resultaba gratuita tal hipótesis, y una injuria para la tripulación, además de que, de haber sido como Solly Flood insinuaba, el hecho de ser recogido por otra embarcación después de cometer los asesinatos, los criminales hubiesen tenido que responder algunas preguntas y el "Mary Celeste" rescatado, por ese hipotético barco, para cobrar los derechos de salvamento; y nada de esto se produjo.
El misterio continuaba persistiendo y nadie conseguía resolverlo. El caso se hizo famoso a escala mundial hasta el punto de que la prestigiosa revista Strand, de Londres, organizó una suerte de competición, solicitando a varios escritores que escribieran un relato donde el "Mary Celeste" fuera el protagonista. Con el transcurrir de los años, un dato sustancialmente sospechoso salió a la palestra: el desaparecido capitán Briggs, del "Mary Celeste", era íntimo amigo de David Reed Moorhouse, comandante del "Dei Gratia". Esto hizo levantar sospechas a más de uno. Se sabe que el 14 de marzo de 1873, el tribunal marítimo de Gibraltar dictó sentencia, atribuyendo al capitán Moorhouse y su tripulación la cantidad de 1.700 libras esterlinas por el rescate que los mismos habían efectuado. Resultaba demasiado casual que fuera el "Dei Gratia" el que encontrara el bergantín abandonado. No obstante así, resultaba también un tanto peculiar, suponiendo que ambos barcos se hubiesen puesto de acuerdo para cobrar el rescate, que lo hicieran por una suma tan ridícula.
El misterioso "Mary Celeste" seguía sin dar luces sobre lo ocurrido en su interior. Desde que el solitario bergantín fue encontrado por el "Dei Gratia", hasta nuestros días, las teorías vertidas sobre tan extraña desaparición han sido de lo más variadas y peregrinas: raptos, asesinatos, piratería, “extraterrestres”, el terrible Kraken (pulpo gigante), islas misteriosas..., todo un sinfín de hipótesis a las que luego se unieron relatos adornados por la tinta de escritores como H.G. Wells y Arthur Conan Doyle. Pese a todo, nadie ha podido explicar satisfactoriamente los motivos que llevaron a sus tripulantes a abandonar el barco.
No obstante todo este misterio, cabe preguntarse una cosa con insistencia: ¿dónde fueron a parar el sextante, la corredera, el cronómetro y los libros de navegación, necesarios para navegar, y que Olly Deveau no encontró por ninguna parte? Quizá el doctor Cobb, sobrino del desaparecido capitán Briggs, diera con la respuesta en una pequeña obra que publicó en 1940 y cuyo título era "Rose Cottage": “Mi explicación es la siguiente: La tarde del 24 de noviembre de 1872 el capitán Briggs, temiendo una explosión del cargamento de alcohol, embarcó a su mujer y a su hija en el bote de salvamento, en compañía del señor Richardson y un marinero.
Otro marinero quedó encargado de mantener el bote bien alejado del costado del bergantín. El contramaestre señor Gilling y un tercer marinero desamarraron la driza de pico para utilizarla como remolque. El cuarto marinero se puso al timón. "El capitán bajó en busca del cronómetro, el sextante y la documentación del barco. El cocinero reunió víveres para abastecer la pequeña embarcación. Se llevó indudablemente todos los alimentos ya preparados, puesto que no los había en el "Mary Celeste" cuando el barco fue encontrado.
Es posible que entonces se produjese una pequeña explosión, que hizo saltar la escotilla de la bodega y la dejó boca arriba sobre cubierta. Los tripulantes, atemorizados, se apresuraron a evacuar el barco. El hombre que estaba al timón trató de sacar el compás de la bitácora, obedeciendo sin duda órdenes del capitán. Pero sólo consiguió desplazar la bitácora y romper el compás.
“Durante ese tiempo, el barco se mantenía en facha, con una brisa que soplaba del sur. Las velas de gavia y la mesana estaban tomadas por avante, con el resultado de que le barco se mantenía casi inmóvil. Probablemente el viento no era muy fuerte. La cangreja, que era la vela mayor, estaba probablemente envergada a la botavara. Por lo tanto, la driza de pico se encontraba disponible para servir de cabo de remolque y sin duda fue amarrada en la boza del bote, el cual se alejó a toda prisa del costado del "Mary Celeste".
“Precisamente en aquel instante llegó una racha del norte que, llenando las velas cuadras, hizo avanzar al buque hacia el este. El cabo de remolque se tensó, pues se hallaba sujeto por el otro extremo al chinchorro, pesadamente cargado e inmóvil. Partiendo de su punto de fijación en el cangrejo y pasando por la parte de la empavesada, que había sido quitada para facilitar la maniobra de arriar el bote, la driza se presentó bajo un ángulo agudo a través de un extremo y sin duda se partió, dejando el bote a la deriva a unos 120 metros de distancia. “Incluso con una brisa moderada, el bergantín debió de avanzar más deprisa con sus velas que le bote con sus remos. El capitán Moorhouse decía: “debieron remar como locos en aquella embarcación”.
Es verdaderamente curioso que, durante tantos años, nadie haya hablado jamás de este empleo evidente que se hizo de la driza de pico. “No pretendo que mi teoría resuelva completamente el misterio, pero sostengo que todos sus puntos reposan sobre hechos comprobados. Un cabo de cordaje, sólo de tres o cinco metros de largo, hubiera podido constituir la clave de todo el enigma”. Ciertamente, ésta teoría, aunque plausible, no era del todo certera, pues según muchos testimonios, los botes de salvamento seguían estando en el barco cuando el "Dei Gratia" encontró el buque fantasma. Sea como fuere, nadie halló nunca una explicación satisfactoria sobre lo sucedido en el "Mary Celeste", y sus protagonistas, los únicos que hubiesen podido dar razón de lo ocurrido, jamás volvieron a ser vistos en éste mundo, llevándose consigo el misterio de su desaparición. No hace mucho, en octubre del 2001, la historia volvió a la memoria luego de que una expedición científica liderada por el escritor Clive Cussler y el productor de cine John Davis, descubrieran los restos del "barco fantasma" en el arrecife de Rochelais, frente a las costas de Haití.
Pareciera que la historia del "Mary Celeste" estaba marcada por el destino. Naufragios, choques y capitanes muertos en trágicas circunstancias le otorgaban una siniestra reputación. En efecto, después del episodio judicial que siguió a la aparición del velero, éste fue entregado a una nueva tripulación. Así el "Mary Celeste", con su fama de barco fantasma a cuestas, navegó por espacio de doce años. Pero todo terminó en 1885 cuando su último capitán, G.C Parker, lanzó el bergantín intencionalmente contra los arrecifes de Haití para cobrar el seguro. Acusado de fraude, Parker murió en extrañas circunstancias antes del juicio. Aunque la verdadera historia de su primitiva tripulación perdida probablemente nunca será revelada, el episodio final, real y todo, no deja de sorprender. Cuando los investigadores encontraron, en agosto del 2001, la fantasmagórica embarcación de madera , ésta se hallaba casi completamente cubierta de coral, situación que dificultó su rastreo.
Se necesitaron dos años de investigaciones previas para determinar la posición exacta del "Mary Celeste". Aunque no fueron encontradas armas ni herramientas, el equipo extrajo algunos trozos de madera y artefactos de metal para confirmar que realmente se trataba del barco en cuestión. Así, a pesar de haber descubierto el lugar donde reposaban los míticos restos del "Mary Celeste", el destino de su tripulación permanecerá oculto tras sus paredes de madera degradadas por el agua salada. El enigma continuará cautivando a las futuras generaciones. Es una historia de mar que nunca será olvidada, y que saldrá a la luz cada vez que se hable del Triángulo de las Bermudas.
OCTAVIUS
“Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”
En la mañana del 12 de agosto de 1775, el ballenero groenlandés Herald se las arreglaba para cruzar el Atlántico Norte cuando el silencio glacial fue roto por el grito del vigía. Al frente y al Oeste, por encima de un iceberg podían verse las puntas de unos mástiles a unos diez kilómetros de distancia. Lentamente, una goleta emergió por detrás de la masa de hielo y a través del telescopio el capitán del Herald pudo constatar que no había señales de vida. Las velas estaban desechas y todo el barco brillaba curiosamente bajo el sol, cubierto como estaba de escarcha. El capitán ordenó acercarse y empezó a gritarle a la tripulación de la extraña embarcación, pero sólo el silencio respondió a su llamado. La goleta siguió imperturbable su aparente camino sin ruta. “Bajen la lancha,” ordenó el capitán Warren. “Voy a echar un vistazo.”
La tripulación del Herald, como buenos marinos supersticiosos hasta el tuétano, permanecieron inmóviles. No tenían las más mínimas intenciones de aventurarse en el barco fantasma, y sólo cuando el capitán empezó a imprecarles, los marinos acataron sus órdenes. El capitán eligió a ocho hombres para que lo acompañaran, y remando llegaron hasta la proa del barco donde bajo una capa de hielo podía leerse el nombre de la embarcación, Octavius. Ninguno había escuchado sobre ella jamás. Desde el bote el capitán volvió a llamar a la tripulación, pero entre los ecos de su propia voz sólo escuchó el crujir de la madera y el silbar del viento entre las velas deshilachadas.
Con cuatro de los hombres el capitán decidió subir a bordo. La cubierta estaba tapada por el hielo y no se veía una sola persona sobre ella. Tras abrirse camino a través del hielo, decidieron bajar a los camarotes; donde consiguieron a veintiocho hombres congelados. Cada uno acostado en su litera y cubierto por capas y capas de cobijas y ropa. El frío había conservado sus cuerpos en perfecto estado y daba la impresión de que simplemente dormían la siesta.
En la cabina del capitán, el espectáculo fue el mismo. Su cuerpo estaba sentado en una silla frente a su escritorio. Las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia un lado con los labios entreabiertos. En una cabina detrás de la suya había tres cuerpos más. Una mujer estaba acostada en una camilla descansando su cabeza sobre el brazo, los ojos completamente abiertos viendo a un hombre con las piernas cruzadas sentado en una esquina en el otro lado del cuarto.
En sus manos tenía un pedernal y una barra de metal. Frente a él, un puñado de aserrín cubierto de escarcha. La muerte lo había vencido tratando de encender un fuego. Junto a él estaba la chaqueta del marino. El capitán Warren la levantó y debajo de ella descubrió el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo. Los marinos del Herald habían visto más que suficiente y empezaron a pedirle al capitán que se marcharan. Pero el capitán les respondió que quería saber más. Bajó al depósito y no encontró ni un gramo de comida y cuando volvió a cubierta sus hombres estaban en pánico y le amenazaron con amotinarse.
Contra todos sus deseos Warren tomó la bitácora del Octavius y regresó al Herald, desde donde pudo ver la goleta perderse sin rumbo en el horizonte para nunca más volver a saber de ella. El capitán se retiró a su camarote a leer la bitácora y notó que faltaban todas las páginas del libro menos la primera y última. El marinero a quien se lo había encargado había dejado caer el resto en el mar. En la primera el capitán del Octavius había escrito que habían partido de Inglaterra con rumbo a China el 10 de septiembre de 1761. Catorce años atrás. La última página tenía una sola anotación que estaba fechada el 11 de noviembre de 1762. “Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.” Los ojos del capitán Warren volvieron a las palabras “Longitud 160 O, Latitud 75 N…” El significado era impresionante. En la fecha de la última nota en la bitácora, el Octavius había estado atrapado en hielo en el océano ártico, al norte de Point Barrow, Alaska. Miles de kilómetros de donde lo habían encontrado ese día. Un continente de hielo se extiende entre estos dos puntos.
Lo que el Octavius había hecho era pasar el legendario Paso del Noroeste. Por cientos de años se había buscado una ruta más corta entre el Atlántico y el Pacífico para llevar a cabo el intercambio comercial entre Asia y Europa. El Paso del Noroeste era un sueño para las potencias europeas de eliminar el largo viaje alrededor de la punta de Suramérica. Aparentemente, el capitán del Octavius también había decidido encontrar el paso en vez de volver a casa alrededor de Suramérica. Pero como muchos otros antes que él, lo único que encontró fue la muerte. Pero el Octavius había logrado el objetivo por si mismo. Año tras año había permanecido a flote, y sin nadie atendiendo el timón se había deslizado lentamente hacia el Este, aguantando la furia de los elementos hasta que finalmente llegó al Atlántico Norte. No fue sino hasta 1906 -ciento treinta y seis años más tarde- cuando otro barco, el Gjoa, comandado por el explorador noruego Roald Amundsen, logró cruzar el Paso del Noroeste. Pero el Octavius había sido el primero, aunque su capitán y tripulantes hubiesen estado congelados por más de trece años.
LYUBOV ORLAVA
Es uno de los casos más conocidos y también de los más recientes. En torno al Lyubov Orlova circulan un sinfín de teorías que, por muy descabelladas que parezcan, no pueden descartarse con rotundidad. De hecho, hace tan solo unos años, se refirieron a este crucero ruso en ‘The Sun’ como“un barco fantasma se aproxima a las Islas Británicas repleto de ratas caníbales”. Tenemos que remontarnos a marzo de 2013 para hablar de la última vez que fue avistado en alta mar. Durante décadas fue utilizado como barco de expedición, pero en 2010 fue abandonado por sus propietarios.
El remolque que lo trasladaba a un desguace perdió contacto y quedó a la deriva durante meses. Algo similar le ocurría al segundo remolcador que lo trasladaba a la costa. Cualquier teoría sobre su paradero podría ser aceptada, incluso la de su hundimiento. En cuanto a las ratas caníbales, los expertos no descartan que hubiese ratas en su interior, pero no que sean caníbales. película. Su periplo, también. Lyubov Orlova fue una estrella del cine soviético en la década de 1930, famosa por sus cualidades artísticas, su voz.. y ahora por un buque que lleva su nombre y también se ha hecho famoso, aunque no lleve su rumbo.
Este crucero, destinado a viajes turísticos por los maresárticos y antárticos, ya comenzó a experimentar problemas cuando en 2006 fue remolcado hasta Ushuaia por el buque español Las Palmas. Aunque eso fue solo el empezóse del acabóse. En 2010 llevaba 5 meses atracado en Newfoundland por la gorra (no la del capitán) y el Gobierno canadiense decidió ponerlo en remate para pagar la deuda que tenía con el muelle y con sus 51 tripulantes. Así llegó a manos de Neptune International Shipping, que tenía intenciones de proceder a su desguace en la República Dominicana. Allí lo estaban llevando con un buque remolcador cuando apenas un día después de zarpar, el 28 de enero de 2013, el cable que unía el Orlova a su remolque se rompió y ya no se pudo recuperar. Desde esa fecha, el buque está a merced de las corrientes marinas, navegando sin tripulación, excepto un cargamento de ratas, mientras desafía a las olas, las leyes y el medio ambiente. Y nadie quiere ir a su rescate.
Es entonces cuando empieza la verdadera historia de este buque fantasma. Y de su propietario ídem. Rodolfo González Lebrero, presidente de laAsociación Española de Derecho Marítimo, nos explica muy claro por qué nadie se quiere hacer cargo del Lyubov Orlova: “El remolque de un buque, cuando este está en una situación de peligro, da lugar a una retribución; pero si nadie paga nada, a nadie le interesa. Lo que suele ocurrir en estos casos es que los armadores de naves en las condiciones de este son fantasmas ellos mismos, y desaparecen misteriosamente.” El Bachymo es el buque fantasma más longevo: al menos 38 años a la deriva Así, Canadá se excusa para no actuar en que el barco tiene un propietario y, además, aduce que ya está en aguas internacionales. Similar argumento esgrimen las islas Cook, bajo cuya bandera navega el buque, mientras que el propietario…brilla, con luz fantasmagórica, por su ausencia. Y si nadie paga, nadie rescata. ¿Es esto lógico? ¿O hay un vacío oceánico legal? Owen Myers, abogado especialista en derecho marítimo, afirma desde Canadá que:
“Quienes rescatan un barco en alta mar no lo hacen porque este se convierte en propiedad suya, sino porque la operación concluye con una compensación. Si esta no se hace efectiva, quienes se hayan tomado las molestias pueden quedarse con la nave hasta que el dueño pague. Pero en este caso, todos saben que el dueño no pagará y se da el extraño caso de que nadie quiere tocar elLyubov porque, si lo haces, puedes convertirte en el dueño de facto de él… y tener que asumir las deudas”.
¿Quién maneja mi barca?
Mientras esto ocurre, este barco al que nadie quiere tocar se encuentra en medio del océano Atlántico Norte, camino a Irlanda, a unos 1.700 kilómetros de sus costas. Puede que nunca llegue allí, puede que se desvíe a Noruega o a África… Nadie lo sabe. Pero ya es conocido que constituye un riesgo en varios aspectos. “El peligro es que un buque al garete”, señala González Lebrero, “puede convertirse en un obstáculo en la navegación, o bien puede golpear alguna instalación flotante o llegar a la costa por obra de las corrientes y los vientos. Es posible que las Autoridades marítimas y/o navales de estados como Irlanda estén adoptando medidas preventivas, primero de observación y luego de acción.
Sin embargo, un estado que puede ser afectado habrá de tomar medidas defensivas; sin ánimo de lucro, pero con el fin de proteger los intereses nacionales”. Otra amenaza representada por este crucero a la deriva es su contenido y cómo puede afectar a la ecología marina su hundimiento. Christine Bossard es directora de prensa de Robin des Bois, una organización ecologista francesa que desde 2006 realiza seguimientos en barcos que son llevados a desguace. Fueron los primeros en denunciar la situación del Orlova. Bossard le cuenta a Quo que: “Este buque constituye un peligro ambiental. Sucontenido en combustible, en asbesto, plásticos, pinturas con metales pesados y otros materiales lo convierte en una amenaza para el medio ambiente si se hunde. De hecho, ya hubo un fuego en la nave y no se sabe de qué modo pudo afectar a la estructura”. La organización que Bossard representa ha solicitado al Gobierno de Canadá que intervenga en el rescate, ya que es su responsabilidad.
Aunque puede que esto no sea exactamente así. Sébastien Lootgieter es miembro de la Asociación Francesa de Derecho Marítimo. Según sus palabras: “Es el país de bandera del barco el que debe hacerse responsable en una situación como esta”. Y para complicar más las cosas, el Orlova tiene bandera de las islas Cook, un pequeño archipiélago del océano Pacífico al que le podría caer un regalo para nada deseado y por el que hasta tendría que pagar. Las últimas noticias del navío no son muy alentadoras para Bossard; de hecho, una posibilidad es que se haya hundido. Recientemente, Wayne Jarvis, del Centro de Coordinación de Rescate de Halifax, en Canadá, señaló que una baliza (un dispositivo que llevan los barcos y señala su posición en caso de emergencia) se había activado en el Atlántico Norte. Y estaba a nombre del Lyubov Orlova. Las balizas se activan por un golpe o por entrar en contacto con agua, pero “esto puede ser”, según señala Jarvis, “porque la baliza se encontraba en un buque salvavidas que cayó al mar, porque recibió un golpe de algún elemento suelto en la nave o porque el buque se hundió.
Todo es especulación por el momento. Por eso intentamos mantener un ojo en su posición, para que nadie choque con él y no arrastre nada en su navegación”. Actualmente, tanto el Gobierno canadiense como el irlandés están utilizando satélites para seguir el rastro de un barco cuya estela está empapando a más de uno. Y probablemente termine hundiendo al dueño, a sí mismo o a otros buques en su deambular. Tras una semana los guardacostas de Irlanda se enteraron del caso, ya que las corrientes oceánicas podrían llevar la nave hacia las islas británicas. “Las consecuencias podrían ser desastrosas. Pero esto no sucedió”, subraya el portal ruso ‘Slon‘.
• De inmediato comenzó la caza descrita en detalle por la revista ‘The New Scientist‘. De acuerdo con el Derecho del Mar, al encontrar la nave abandonada en el océano una persona u organización puede declárala suya. El valor de la venta del navío como chatarra se estima en casi un millón de dólares. Mucha gente ha buscado al Lyubov Orlova: científicos, cazadores de tesoros belgas y autoridades. Pero todos los intentos para detectar el barco no tuvieron éxito.
• Cualquier nave debe estar equipada con el llamado sistema de posicionamiento automático (AIS), que se utiliza para determinar la posición de los barcos. El Lyubov Orlova tiene este aparato, pero su AIS se encuentra inoperativo.
• Puede parecer que en la era de Google Maps sea fácil encontrar un barco del tamaño de la mitad de un campo de fútbol. Sin embargo, como explica la BBC, “hasta que no se sepa exactamente dónde buscar, las cámaras de los satélites espaciales no pueden ayudar”.
• La Guardia Costera irlandesa utiliza un método diferente, que parecía el más prometedor, pero tampoco ha dado resultados. Ellos usan un radar de apertura sintética (SAR), que con la ayuda del radar es capaz de crear mapas detallados de la superficie de la tierra y, en particular, fijar el posicionamiento de los barcos. Estos datos se comparan con los datos del AIS y ayudan a buscar barcos que no emiten las señales. Mientras tanto, este método solo ha ayudado a descubrir a unos pescadores furtivos. Chris Reynolds de la Guardia Costera de Irlanda asegura que el antiguo crucero soviético lo “más probable es que se haya hundido”. “Hemos gastado dos o tres meses el año pasado para buscarlo, usando satélites y los aviones del Cuerpo Aéreo. Se prevé que iba a venir más o menos a lo largo de la costa oeste hacia la isla Achill”, dijo Reynolds. No hallaron nada.
• Según Mijaíl Voitenko, redactor del periódico digital ruso ‘Morskoi Bulletén’, el barco se hundió hace un año. “No sé si hay una posibilidad teórica de que el Lyubov Orlova no se haya hundido, e incluso si está aún situado en la animada zona de navegación, sin resultar descubierto. Como se trata de un objeto de gran tamaño, se puede ver a una distancia de 60 a 100 kilómetros”, dijo Voitenko al diario ‘Moskovski Komsomolets‘.
• La última ola de interés surgió tras una entrevista macabra de un tal Pim de Rhodes, un “cazador de neerlandeses errantes” de Bélgica, quien aseguró que el Lyubov Orlova debería estar infestado por hordas de ratas carnívoras.
S.S.VALENCIA
El SS Valencia fue un barco de vapor que se hundió frente a la costa de Vancouver, en la Columbia británica en 1906. El barco se encontró con el mal tiempo cerca del cabo Mendocino, y después de irse a la deriva, golpeó un arrecife y fue cuando empezó a entrar agua. La tripulación comenzó a bajar a los botes salvavidas, quedandose 108 pasajeros en el barco, pero algunos zozobraron y otros simplemente desaparecieron. El Valencia se hundió finalmente, y solo 37 de los aproximadamente 180 pasajeros a bordo sobrevivieron. Cinco meses después, un pescador encontró un bote salvavidas con 8 esqueletos en una cueva cercana.
La búsqueda se puso en marcha, pero no se encontró nada. Gracias a su dramático final, el Valencia se convirtió en la fuente de numerosas historias de barcos fantasma. A veces los marineros afirman a veces que pueden ver el espectro de vapor al a deriva cerca del arrecife en Pachena Point, y hasta el día de hoy, el barco es la fuente de descabelladas teorías y avistamientos de barcos fantasmas. En un raro revés, 27 años después del hundimiento del Valencia, uno de los botes salvavidas fue encontrado flotando pacíficamente en las inmediaciones de Barkley Sound. Se decía que "barca fantasma" estaba en una condición notable, e incluso conservaba la mayor parte de la estructura original de la pintura.
RYON-UN MARU
Un extraño barco fantasma de origen japonés ha llegado a América. Este es un extraño acontecimiento que ha sorprendido a muchos. La llegada fue consecuencia del tsunami que todos recordamos. El 11 de marzo del año pasado muchas personas perdieron todo y el hábitat cambio drásticamente por el tsunami que arrasó la costa japonesa, nadie podrá olvidar los días que estuvimos pendientes de que sucedería con el reactor nuclear de Fukushima. Las imágenes que nos llegaron de ese desastre ecológico no serán fáciles de olvidar. Uno de los datos asombrosos se refiere a las 25 millones de toneladas de escombros que se arrastraron mar adentro.
Entre estos escombros se encontraba un barco de origen nipón que parece salido del más tenebrosos cuento fantasma. El mismo estuvo a la deriva en las proximidades de la costa oeste de Canadá. Obviamente la embarcación está sin tripulación y sin ningún ser humano, se lo puede ver en pésimas condiciones, todo oxidado y maltrecho. En su momento la embarcación de 65 metros de eslora se dedicaba a la pesca de calamares hasta que el maremoto lo llevó desde el puerto de Hachinohoe. El barco se llamaba Ryon – Un Maru y después de pasar un año a la deriva ahora está a más de 1850 metros de profundidad, luego que el guardacostas de Estados Unidos lo hundiera a unos 180 kilómetros de Alaska, para ello se utilizaron cargas explosivas. Esta medida fue tomada porque era un verdadero peligro que continuara a la deriva.
QUEEN MARY
No es un barco que sea fantasma por ir por los oceanos y mares solo, es un barco que por dentro esta encantado.
Este enorme barco inglés construido en 1937, que ha cruzado el Atlántico mas de 1.000 veces, ha servido de trasporte a las tropas aliadas durante la segunda guerra mundial participando incluso en la invasión de Normandía, y que debe su nombre a la reina de Inglaterra, ha participado en muchos acontecimientos de la historia reciente, pero también es famoso por otros acontecimientos mas “extraños”. Hoy en día es un hotel de lujo en Long Beach, pero mucha gente no se atreve a entrar en él por estar considerado uno de los centros con mas actividad paranormal del mundo, de hecho hay registros de hasta 55 “manifestaciones” diferentes en varias zonas del inmenso buque y en junio de 2001 la NBC realizo un recorrido interactivo de los fenómenos que ocurrían en el barco. Estos son algunos de ellos:
La puerta 13 de la sala de máquinas: El 10 de Julio de 1.966 se realizaron trabajos de mantenimiento en las puertas herméticas de la sala de máquinas. John Pedder realizó el trabajo de mantenimiento. Era un empleado muy joven, apenas 18 años. Aunque aparentaba algo mayor por la barba que tanto le gustaba tener. Vestía su típico mono azul, lleno de grasa. En un desgraciado descuido, John fue aplastado por la puerta nº 13, muriendo en el acto. Tiempo después, se amontonaron los testimonios de tripulantes y viajeros, que dicen haber visto a un hombre joven con barba, vestido de azul, caminando por el pasillo de la sala de máquinas y desapareciendo en la puerta nº 13. Una guía turístico avanzaba por el pasillo cuando tuvo la típica sensación de ser observada por alguien. Al girarse pudo ver como una figura se desvanecía delante de sus propios ojos. Inmediatamente, notificó lo sucedido. La descripción que realizó coincidía con los rasgos de John Pedder. Se le mostró un conjunto de fotos para ver si podía identificarlo. De entre toda la muestra, identifico la foto de John Pedder.
La guardería de 3º clase: En uno de los numerosos viajes que el Queen Mary ha realizado por el Atlántico. Una mujer dio a luz. El bebé, que los padres decidieron llamar Leigh Travers Smith. Y fue traído a esta guardería. Pero algo no fue bien. A las pocas horas de su nacimiento murió. Existen testimonios que aseguran haber escuchado, durante la noche, el llanto de un bebé procedente de la guardería. Muchos lo atribuyen al niño, Leigh Travers Smith.
El Salón de la Reina: es un salón de primera clase, donde no falta ningún detalle. Pero la opulencia y el glamour, no está reñida con experiencias extrañas que han vivido muchos de los que han disfrutado de los privilegios de esta estancia. En una de las tantas visitas guiadas, que grupo de turistas protagonizan. Una niña, que nos visitó con sus padres, afirmó insistentemente que veía a una mujer. Pero lo cierto es que nadie vio, excepto la niña. Ella no dejó de señalarla con él dedo diciendo: “está ahí”. La niña describió a la enigmática visión como una mujer joven y guapa. Ninguno de aquellos turistas imaginó, es que hay informes que recogen testimonios de tripulantes y viajeros, que aseguran haber visto en este salón , a una mujer joven, muy hermosa y vestida de traje de noche blanco, reluciente. Hay quien afirma, que la ha visto bailar elegantemente entre las sombras del salón. Son tan numerosos sus apariciones, a lo largo de la historia del barco, que le han puesto un apodo : “la mujer de blanco”.
Primera clase: a lo largo de la historia del Queen Mary, son numerosos los informes de hechos extraños ocurridos en las habitaciones más lujosas: el sonido del correr del agua de los grifos en mitad de la noche, y posteriormente comprobar que ningún grifo se abrió; el teléfono sonando a altas horas de la noche, sin que nadie haya realizado la llamada; pasajeros que se quejan que la habitación de al lado hacen mucho ruido y no le dejan descansar, sin embargo, se comprobó que la habitación de al lado no estaba ocupada.
En una reciente visita turística guiada. Uno de los turistas, sacó una foto a un espejo de una suite. Al revelarla, comprobó con extrañeza, que en el espejo se reflejaba un hombre extraño. El guía encargado de atender a esta visita, negó rotundamente, que el hombre del espejo fuera parte del grupo de turistas. En un examen minucioso de la fotografía, se compró que tanto el peinado del extraño hombre y sus ropas pertenecían a varias décadas pasadas, concretamente a los años 30.
Las piscinas de primera clase: a este lugar es de acceso restringido. Solo se permite las visitas guiadas. En estas piscinas, es donde más hechos extraños han ocurrido. Son muchos los pasajeros que han comprobado, con cierto grado de horror: como aparecen y desaparecen sin explicación racional, señoras con trajes de baños de época caminando por el borde de la piscina; el sonido del chapotear del agua, como si alguien nadase, cuando en el agua no había nadie; a veces, se han visto avanzar estelas, como las se producen al nadar, pero en esas ocasiones nadie nadaba; en otras ocasiones, se vio como avanzaba las huellas mojadas de un pie invisible. En la piscina de primera clase, se produjeron dos hechos luctuosos. Dos mujeres se ahogaron, una en la década de los 30 y la otra en la de los 60. Han sido tanto los testigos que aseguran haber vistos hechos sorprendentes, que en los últimos años, se ha decido instalar una cámara.
La cocina: pero estas muertes no fueron las únicas en tiempos de guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial se produjo el asesinato de un cocinero a manos de sus compañeros. Aún hoy, hay personas que aseguran escuchar los gritos del cocinero
El barco participó activamente en la segunda guerra mundial. Fue pintando de gris camuflaje y se bautizó como “El Fantasma Gris”. Era tan codiciado por los adversarios nazis, que se ofreció 250.000 dólares de recompensa y la Cruz de Hierro para el capitán de submarino que lograra hundirlo.
En unas maniobras nuestro Fantasma Gris embistió al barco inglés Curacoa. Más de 300 soldados ingleses perdieron la vida en aquel accidente. Cuarenta años después de los hechos relatados, se habilitó el lugar exacto de la colisión, para que un equipo de televisión dejara cámaras grabando, evidentemente en aquellos momentos en el lugar, solo estaban las cámaras. Al comprobar las grabaciones, el audio recogió: voces, gritos y golpes que algunos lo atribuyen a los soldados ingleses del Curacoa.
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