Hace ya 56 años que asomó en el gran escaparate al debutar casi como un adolescente en el Mundial de Suecia'58, pero 'O Rei' Pelé mantiene una actividad frenética. Mejor jugador de todos los tiempos y patrón perfecto para medir las virtudes del resto de aspirantes al trono universal, el genio de la cabeza alta y el cambio de ritmo muestra casi tanta habilidad e inteligencia para el marketing y las relaciones públicas como para el gambeteo y las piruetas sobre el césped.
Se teme otro Maracanazo pero desea una final contra Uruguay para que la 'Canarinha' pueda vengar una afrenta histórica. Confía en el favoritismo de los locales, pero confiesa que España es la mejor por su estilo moderno y definido, y el rival a superar por su condición de campeón.
Pelé presume allá por donde va de sus tres títulos mundiales, de sus hazañas y hasta esos goles históricos que no lo fueron en el Mundial de 1970. Su remate parabólico y el regate antológico son inolvidables, aunque el portero checoslovaco Viktor y el uruguayo Mazurkiewicz se salvaran de la humillación del gol.
Pelé comenta unas palabras de cuando la derrota en de mundial el cuall perdió y sus recuerdos :
"La primera vez que vi a mi padre llorar y fue por esa derrota. Yo tenía 9 ó 10 años y recuerdo verle junto a la radio cuando regresé de jugar de la calle con tres o cuatro amigos, hijos de otros jugadores compañeros de mi padre, que también era futbolista. Se me quedó grabada esa imagen y recuerdo que en broma le dije: 'No llores papá, voy a ganar el Mundial por tí'. Fue la primera vez que vi a tanta gente deprimida en la calle y tanto llanto. Dios se comportó muy bien conmigo y me lo devolvió todo porque me permitió jugar cuatro Copas Mundiales y conseguir tres".
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